Él tomó la iniciativa y llamó a la hermana que tanto había hecho para encontrarlo. “Tarda en llegar, pero al final hay recompensa”, dice ella, emocionada.

 

El 11 de marzo de 2009, Adriana Metz decidió emprender una nueva forma de búsqueda. Como quien lanza una botella al mar, ella puso en marcha un blog para encontrar a su hermano nacido en cautiverio durante la última dictadura. Lo llamó “Poncho de lana”, como el que usaba su mamá, Graciela Romero, para caminar por las calles frías del sur de la provincia de Buenos Aires.

“Soy Adriana y te estoy buscando junto con muchas personas más que conocieron a nuestros padres”, escribió entonces Adriana.

Dieciséis años después, Adriana logró lo que a veces temió que fuera imposible. Su hermano apareció. Después de recibir la noticia, él tomó la iniciativa y la llamó. En esa comunicación, le contó que había googleado y que había visto que ella siempre lo había buscado. La botella llegó a destino.

Después de la conferencia de prensa en la que las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron que habían encontrado al Nieto 140.