Una encuesta privada reflejó, además, que casi 7 de 10 consultados no creen en las mediciones que hace el Gobierno de Milei.

 

Las complejidades del modelo económico libertario introducen la necesidad de hacer análisis algo más sofisticados que mirar la planilla del Excel. La situación de los precios es uno de los puntos más tironeados desde que Javier Milei es presidente. Un rubro central en la vida de los argentinos, que llevó a la ruina al gobierno de Alberto Fernández y que empezó a desacelerar en la actual gestión, hasta llegar a cerca del 3 por ciento.

El problema es que en cada encuesta, la percepción social sobre el tema es radicalmente inversa no sólo a las celebraciones del Gobierno, sino también a la fiabilidad de la estadística oficial.

Pulso Research, que lejos está de ser una firma encuestadora asociada a la oposición, acaba de publicar un trabajo amplio que hace preguntas clave sobre el tema. El reporte, al que accedió Página I12, indagó en lo siguiente. “Pensando en la inflación en el lugar donde vive ¿Aumentó, sigue igual o disminuyó? “, consultaron. Ocho de cada diez dijeron que aumentó o sigue igual. Dentro de ese pelotón, 54,8 dijeron que “aumenta”, un número que venía del 45,3 por ciento en la medición pasada. Es decir, aún con la inflación cediendo, creció la percepción social de que los precios suben más. En ese contexto, un 17,3 por ciento dijo que “disminuyó”, pero ese número venía del 24 por ciento en la medición pasada, es decir, también cayó la idea de que la inflación baja entre los que decían que bajaba.

La respuesta de la gente sorprende, dado que el Gobierno anterior dejó 12,5 de inflación y este la llevó a 3 por ciento, es decir, hubo una desaceleración considerable, pero la gente sigue sin verla. De todos modos, hay explicaciones para eso.