La resolución del TOF2 le plantea restricciones extremas a la expresidenta: vigilancia electrónica para evitar una fuga, límites a las visitas y la prohibición de saludar a la militancia.

 

En una resolución cargada de arbitrariedad y encono contra Cristina Fernández de Kirchner, el Tribunal Oral Federal (TOF2) otorgó a la exmandataria la prisión domiciliaria por razones de seguridad, pero dejó plasmada en la resolución cierta intención de humillación: ordenó colocarle una tobillera electrónica, como si la expresidenta se fuera a escapar; limitó las visitas, algo que no ocurre habitualmente en este tipo de detenciones y le prohibió salir al balcón con la amenaza de que así puede “perturbar la tranquilidad del vecindario”. Como está a la vista, la decisión apunta a restringir su actividad política como referente de la oposición, en otro episodio de proscripción. Pese al intento por romper la enorme movilización que se viene gestando, la marcha se hace igual y la convocatoria es a las 14 horas en Plaza de Mayo.

En el Gobierno, que desde antes que saliera la sentencia de la Corte Suprema del caso conocido como “Vialidad”, intentaba despegarse de la decisión que finalmente confirmó la condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, estaban al tanto de la resolución que adoptaría el TOF2 desde horas antes. Habían hecho todo lo posible por evitar que la expresidenta se presentara personalmente en Comodoro Py, donde estaba originalmente citada, porque no quieren que la foto de una enorme movilización en su apoyo recorra el mundo. Guillermo Francos, el jefe de gabinete, se paseó por varios medios diciendo que “sería lógico que Cristina no tenga que ir a tribunales”. Será inevitable la marea humana en respaldo de CFK y contra la proscripción.

La notificación la llevó a su casa en San José 1111 la Policía de la Ciudad. Eso incluía informarle la detención y las restricciones. La vivienda fue admitida por el TOF2 para el cumplimiento de la pena. La exmandataria estaba con su abogado, Alberto Beraldi, y la acompañaban otras personas de su círculo más cercano. La vieron con la misma tranquilidad y fortaleza que todos estos días.