Anselmino le dio la ventaja a los de Gago pero Rojo, en contra, empató para Gimnasia. El partido estuvo demorado por incidentes entre las hinchadas, con el presidente Riquelme como mediador ilustre y exitoso. Boca irá contra Vélez por un lugar en la final.
Boca venció por penales a Gimnasia La Plata en un partido de dimensiones extrafutbolísticas. Fue 1 a 1 en los 90 minutos y 2 a 1 en los penales, donde el arquero Leandro Brey se erigió como gran figura al atajar nada menos que cuatro disparos de los platenses. Pero la nota de la noche rosarina la dio Juan Román Riquelme, quien cuando la cosa pintaba para suspenderse por los incidentes que se desataron en el entretiempo entre ambas hinchadas, bajó de su palco a contener y tranquilizar a los muchos barras de su club en una escena que perdurará en las historia.
Cuando los equipos estaban en la cancha para el segundo tiempo se desató el caos. Desde la bandeja superior de una de las plateas, donde había hinchas de Boca, comenzaron a arrojar butacas al sector donde se hallaba el grueso de los fanáticos de Gimnasia, que intentaron romper un alambrado para generar un enfrentamiento.
Esa actitud provocó que la barrabrava de Boca derrumbara un portón y se pasara a la platea, lo que generó un cara a cara con los policías apostados en el cordón. Riquelme, presidente de Boca, llegó al lugar para pedirle a la barra que retrocediera.
Cuando se jugaban 66 minutos, el arquero de Boca salió mal a cortar un tiro de esquina, la pelota lo superó, rebotó en la espalda de Rojo y se terminó metiendo en el arco.
A partir de ese momento ninguno de los dos pudo desequilibrar, a pesar de que Boca estuvo un poco más cerca de convertir, y todo desembocó en los penales, donde Brey se redimió de su macana y mucho más que eso.
De Blasis arrancó por Gimnasia y ese fue el único acierto del Lobo. Luego, todos chocaron con el joven arquero (Castillo, Troyansky, Morales y Salazar) mientras que por Boca embocaron Rojo y Figal y fallaron Merentiel y Milton Giménez. Brey incluso definió la serie al atajar el quinto y darle su primera alegría a Fernando Gago en una noche difícil de olvidar.